Arraigado en la sabiduría náhuatl, Ixiptla encarna el profundo concepto de la representación sagrada. Más allá de una simple réplica, captura la esencia de la transformación - donde un objeto o ser se convierte en recipiente de presencia divina, uniendo los reinos físico y espiritual.
En esta exposición, exploramos estos recipientes sagrados a través de una colección curada de réplicas. Cada pieza narra una historia de nuestro patrimonio ancestral, ofreciendo una ventana hacia el profundo significado cultural del arte mesoamericano.
Explora algunas de nuestras reproducciones culturales mexicanas más icónicas
En esta delicada vasija se presenta a un colibrí posado sobre una copa que podría representar una flor. La copa es del tipo códice, mostrando diversos diseños simbólicos con grecas escalonadas que representan serpientes y animales alter ego de los dioses: un jaguar, dos águilas y un tlacuache. Fue depositada en la tumba 1 de Zaachila, fechada en 1225 d.C.
Representación en piedra de Mictlantecuhtli, el señor del inframundo en la cosmovisión mexica. La figura se presenta de frente en posición sedente con los brazos cruzados al frente, característica distintiva de las representaciones de deidades de la muerte. El rostro descarnado y el tocado elaborado son elementos iconográficos que refuerzan su identidad como deidad del Mictlán, el reino de los muertos. Esta representación forma parte de la rica tradición escultórica mexica que buscaba materializar conceptos cosmológicos y religiosos fundamentales.
Durante la etapa culminante (150-750 a.C) la cultura de Teotihuacán alcanzó su máximo esplendor. Prueba de ello son los objetos creados por notables artesanos que perfeccionaron diversas formas de trabajar la cerámica, tanto en las vasijas, como incensarios, braseros, candeleros y figurillas. Las figurillas de tiempos teotihuacanos son muy diferentes en tamaño y tipo a las de otros periodos. En su mayoría fueron hechas con moldes y retocadas. Muchas de ellas aparecen con vestimenta, en parte pegada sobre una estructura triangular.
Una de las piezas más emblemáticas del Museo Nacional de Antropología, conocida como 'monito de obsidiana'. Es una obra maestra del arte prehispánico por la calidad de su talla y acabado. Fue elaborada en obsidiana dorada de la Sierra de las Navajas, Hidalgo, y su manufactura empleó diversos materiales líticos y abrasivos similares a otros objetos prehispánicos de la Cuenca de México.
Los mayas conformaron una sociedad altamente estratificada; esta jerarquización social puede ser reconstruida a partir de la interpretación de sus restos materiales: las numerosas figurillas y cerámica encontradas en los entierros localizados en la Isla de Jaina, ubicada en la costa de Campeche, donde fueron depositadas a manera de ofrenda. En esta figurilla se representó a un personaje femenino de alto rango social.